Cuando la Gran N estuvo a punto de seguir los pasos de Sega, el mega gurú de los juegos comenzó a dar vueltas a varias ideas para reposicionarse en el mercado.
Miyamoto, cabe recordar, es el creador de tres de los 5 juegos más famosos de la historia (Donkey Kong, Mario y Zelda), así que todo lo que se proponga hacer merece especial atención (Pacman y Tetris serían los otros dos).
Su primera medida fue sacar GameCube, un consola potente pero orientada a un público aparentemente más infantil. Muchos lo entendimos como una reconversión de lo que mejor hacía Nintendo en la época de los 8 bits para poder acercarse a un target que andaba algo descuidado. Y a todos nos pareció una preciosidad ese innovador diseño de cubo que te permitía llevarte la consola a cualquier parte.
Pero el plan de Miyamoto (y de Satoru Iwata, no lo olvidemos) iba más lejos aún.
Hace cosa de un año y medio se descolgaron por las ferias potentes con el concepto disrupción bajo el brazo. Para ellos el mundo del videojuego estaba mirando en la dirección opuesta, se estaba alejando del jugador. Cada día era más importante crear un mediacenter en lugar de una consola. E, igualmente, cada día era más importante la interfaz de control clásica (el pad). La disrupción es romper radicalmente una tendencia. Y eso es lo que están haciendo.
Para ellos el jugador necesita estar más cerca de los juegos, sentirse dentro de ellos de manera más intuitiva. ¿Y qué es más intuitivo que tocar una pantalla o mover las manos apuntando a algún sitio, como hacen los niños al jugar a indios y vaqueros? De la respuesta a esta pregunta nacen los frutos de lo que Cube labró: DS y Wii.
Sony, ganadora de las batallas de dos generaciones seguidas, trabaja bajo el estandarte de volver a dominar el comedor de casa, como sucedió en los 80. Pero esta vez su arma, en lugar del VHS, es la PS3 con Blu-Ray y HD. Y no contentos con ello decidieron meterse en el mundo portátil. Con Nintendo escondiendo sus cartas y la GBA dando sus últimos coletazos, sacaron su todopoderosa PSP. Espectacular toda ella, preciosa visualmente, potente como ninguna y con las licencias más famosas a su disposición.
Frente a ella apareció un armatoste de dos pantallas feo de cojones, con poca capacidad técnica y que no acababa de dejar claro para qué servía el stylus.
Hoy día la cuota de mercado es 70 a 30 favorable a Nintendo. El juego más vendido de esta temporada en cualquier plataforma ha sido Nintendogs. El catálogo de juegos de DS supera ampliamente al de PSP. Vale sólo 145 euros (dos juegos de xbox 360). Y eso que casi no hay juegos que den un uso real del concepto de la doble pantalla.
El 9 de diciembre (en España, el día 8 para el resto del mundo) sale Wii. La consola con el nombre más estúpido del mercado. Tiene pad (una interfaz anti intuitiva, recordemos) pero como si no lo tuviera porque lleva… oh! Giroscopios. Toda una novedad. Miyamoto pasa un poco de los harcoretas de turno. El mercado casual aguarda.
¿Qué cifra exacta forma éste mercado? Nadie lo sabe realmente porque nunca nadie ha lanzado una consola para todos los públicos, pero se estima que sólo 1 de cada 6 jugadores es hardcore.
Por último, decir que el pasado lunes el Sr. Darnés de Ubisoft se pasó por clase y nos trajo una Wii para que la viéramos en directo. ¿Os digo su tamaño? Más o menos el del lector de cd/dvd interno de cualquier PC. El precio lo conocemos todos. La pregunta: ¿Qué su potencia sea la de una Cube dopada y no se acerque para nada a lo que ofrecen Sony o Microsoft será realmente tan importante?
La guerra por la 7ª generación de consolas ha comenzado.
Siete… número mágico.
viernes, noviembre 17, 2006
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